“El Síndrome del Deportista ‘Quemado’: La Fatiga Mental en Atletas de Todos los Niveles”

Un analisis del Lic Matias Sosa, Psicólogo clínico y deportivo.

Actualmente pocas personas dudan de la importancia de prevenir la fatiga física en el deporte tanto en atletas de élite como en corredores populares.

Si bien cada “nicho” deportivo presenta sus particularidades con respecto a las preocupaciones que viven a diario -entrenamientos exigentes de cara a una competencia, auto exigencia alta o presión por obtener resultados en un atleta de alto nivel; dificultades para organizar trabajo, familia, entrenamientos y un largo etcétera en corredores populares-, ambas comparten el hecho de generar situaciones de exigencia que terminan estresando y desgastando la psiquis del atleta.

Ya sea por la aparición de calendarios saturados, poco descanso e incluso viajes constantes entre competiciones, no permiten al deportista recuperarse de la manera en que lo que necesita.

Esto no sólo le sucede a personas que compiten a nivel nacional o internacional, también le sucede a atletas amateurs que no logran congeniar horarios en una agenda apretada de obligaciones y en la cual el deporte no sale de la categoría de “hobby”, debido a no generar ingresos económicos o beneficios de recursos y sponsors.

¿Por qué ocurre esto? Motivos hay, y muchos: mala planificación de competiciones, sobrecargas de trabajo, exigencias demasiado altas, expectativas y objetivos poco realistas, y no respetar la progresión deportiva por citar sólo algunas.

A su vez, ya ha sido categorizado con nombre y apellido: Síndrome de Burnout; o también conocido como el síndrome del deportista ‘quemado’. Éste, además, puede encontrarse en cualquier tipo de trabajo o profesión y hace referencia a la cronificación del estrés que se manifiesta a través de un estado de agotamiento físico y mental. La autoestima se puede ver afectada mermando, a su vez, el interés por sus tareas y va formando una reacción psicológica negativa hacia el ámbito donde se desarrolla la actividad.

Ahora la pregunta de rigor, ¿Cómo podemos reconocer la fatiga mental? O mejor dicho ¿cuándo se transforma en una problemática a tener en cuenta?

El deportista presenta principalmente estos tres síntomas:

-Desgano generalizado: síntomas de cansancio, agotamiento emocional y nerviosismo, acompañados de una sensación de falta de energía que opaca el rendimiento tanto en entrenamientos como en competencias. No puede cubrir las cargas pautadas y “parcializa” su rendimiento al no realizar la totalidad e intensidad de los mismos.

-Enojo hacia su deporte: dónde hubo placer ahora hay malestar. Desmotivación y sensaciones de obligación que llevan a una postura de “evitar restar” en vez de “sumar” (no perder el estado físico, no hacer un “papelón” en la próxima competencia, etc.)

Culpa, frustración y pensamientos generalizadores se dan la mano en esta etapa. Se presenta además tanto en la motivación externa como en la interna (más difusa) y el atleta puede llegar a odiar su afición, su entorno y hasta parte de sí mismo.

Depresión deportiva: impide la concentración, ralentiza los reflejos, no se logra gestionar la exigencia mental de la competición, se pierden los  niveles de activación, se incrementa el estrés, etc. Se da inicio al autosabotaje de no creerse lo suficientemente bueno/a en lo que antes sí se era. Se generan profecías autocumplidas (también conocido como “efecto Pigmalión”) acerca del fracaso que refuerzan los pensamientos negativos que debilitan cualquier recurso de afrontamiento.

Con este estado crítico y generalizado, de sostenerse por mucho tiempo, se corre el riesgo que el deportista incluso abandone su carrera de forma temprana.

¿Cómo evitar y/o tratar este cuadro?

Mediante la implementación de rutinas flexibles; reconocernos y recompensarnos por los buenos resultados; planificar rutinas de ocio y descanso, desarrollar una comunicación asertiva con entrenadores y allegados; aprender técnicas de manejo del estrés como la meditación, la respiración profunda o la visualización, que ayudan a mantener la calma en situaciones de alta presión y evitar el agotamiento.

De aquí se desprende la importancia de un trabajo interdisciplinario que involucre entrenadores y profesionales de diversas áreas (incluída la salud mental) que ayuden al deportista de cualquier nivel a gestionar correctamente sus emociones y  expectativas, mejorando el autoconocimiento y el sondeo de sensaciones en pos de su bienestar y de una carrera deportiva ordenada y gratificante.

Lic. Matias Sosa

Psicólogo clínico y deportivo especializado en deportes de resistencia, fundador de Psi.corredores, psicólogo miembro de ITRA Argentina en el Programa Impulso U-20, , corredor todoterreno y padre de dos.